Belén Vila Osores: “Es poco conocido que Ribeyro le dijo a Arguedas que debía suprimir una veintena de páginas a Los ríos profundos”

Belén Vila Osores: “Es poco conocido que Ribeyro le dijo a Arguedas que debía suprimir una veintena de páginas a Los ríos profundos”.

Por Valery Quezada

No hay duda alguna de que Julio Ramón Ribeyro es uno de los autores más reconocidos y estudiados en el Perú. En mi experiencia personal, la lectura de sus cuentos a temprana edad es la que me permitió reconocer, entre otros, aspectos de una Lima que parece tan lejana y cercana a la que tenemos hoy. Es por ello que captó mi atención la labor de Belén Vila Osores, profesora y crítica uruguaya de literatura latinoamericana, quien ha publicado distintos trabajos sobre la obra de Ribeyro. El año pasado vio la luz Redadas literarias, una recopilación de distintos artículos y ponencias académicas presentados por la autora en diversas ocasiones. En el libro no solo se analiza la obra de Julio Ramón Ribeyro, sino también la de otros connacionales como Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo y Santos Blanco. Teniendo en cuenta esto, la entrevista se centró en conocer la motivación detrás de la labor crítica y explorar, desde su punto de vista, qué nuevas posibilidades de análisis brinda su obra.

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Valery Quezada conversa con Belén Vila, en la Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana

Valery Quezada: Belén, tienes una amplia producción crítica sobre la obra de Julio Ramón Ribeyro. ¿Cómo así surge tu interés por su obra?

Belén Vila: En el año 2010 fue la primera vez que visité Perú; es así que, al volver a Uruguay, me inscribo y concurro a un Seminario de Literatura. Ahí es cuando llega a mis manos una copia de “Silvio en El Rosedal”. A partir de allí, y a solas, inicié la lectura intensiva de Julio Ramón Ribeyro en internet, pues no me fue fácil encontrar material sobre él en Uruguay, ni en las bibliotecas ni en las librerías. En Montevideo solo hallé un libro de crítica del español Crisanto Pérez Esain, en una biblioteca de una universidad privada. Por ello es que poco a poco y, año tras año, hasta la fecha, viajo a Lima para obtener información acerca de su obra.

VQ: Justamente, en uno de tus artículos señalas que “el espacio hostil que posibilita el hábitat tiene como común denominador la frustración ligada a la modernidad”. ¿Cuál consideras que es la crítica que establece Ribeyro hacia la modernidad?

BV: Voy a responder a tu pregunta considerando tres fechas: 1954, 1977, 1992 y tres textos: “Los gallinazos sin plumas”, “Silvio en El Rosedal” y La tentación del fracaso. En “Los gallinazos sin plumas”, el crecimiento de los basurales evidencia mayor consumo, mayor masificación, la sociedad moderna descarta. Las identificaciones de los humanos se hacen desde los oficios (beatas, basureros, obreros, canillitas, sirvientas) y no por los nombres personales. Por otro lado, en “Silvio en El Rosedal” la existencia del “SER” se vuelve desciframiento y puede que como Silvio nos quedemos (la humanidad) tocando solos el violín, sin ser escuchados. El artista moderno es un ser que no es valorado como se debería. Finalmente, considero que en La tentación del fracaso se hace complejo cumplir sueños personales en las ciudades grandes por el desgaste laboral que este imprime en la vida de un sujeto. Las peripecias y los obstáculos que hay que sortear son muchos, y más cuando se trata de leer y escribir.

VQ: Asimismo, resulta novedoso la lectura desde la ecocrítica que realizas de Los gallinazos sin plumas [1]. ¿Qué posibilidades crees que ofrece la ecocrítica para el análisis de otros autores peruanos?

BV: Considero que la Ecocrítica, al ser una disciplina que estudia las representaciones de la naturaleza en la obra artística, es una nueva oportunidad de estudiar un autor del pasado o del presente. Es una nueva posibilidad para sacar del baúl de los recuerdos textos y autores empolvados por el tiempo y el olvido. De todas formas, se debe tener cuidado a la hora de hacer la relectura del texto elegido, pues no todos soportan una lectura ecocrítica. Y tampoco se trata de violentar la obra. Si el texto lo resiste, enhorabuena; de lo contrario, hay que abstenerse. En el caso de “Los gallinazos sin plumas”, que es un texto popular en Perú, y se encuentran rápidamente estudios y comentarios académicos, considero que trabajarlo desde esta disciplina permite leerlo desde otra perspectiva, a la vez que lo actualiza.

VQ: Participaste en un conversatorio sobre Ribeyro organizado por la Casa de la Literatura, donde resaltabas la poco estudiada labor de ensayista del autor ¿Qué aspectos de esta faceta consideras que falta explorar?

BV: Es un autor que se lee bastante y que se lo quiere en Perú. Pienso que se lo aprovecha solo desde la faceta de cuentista, pero que tiene mucho más para ofrecer. La caza sutil, Prosas apátridas, Dichos de Luder son obras que podrían explotarse mucho más, tanto en seminarios como en congresos. En su veta ensayística, el autor es un agudo crítico que lee teoría literaria y que, además de estudiar las obras extranjeras, se interesa por hacer crítica de las nacionales. Es poco conocido, por ejemplo, que Ribeyro le dijo a Arguedas que debía suprimir una veintena de páginas a Los ríos profundos. Ribeyro destaca el amor con el que recrea la naturaleza, todo es motivo de deslumbramiento para él, pues tiene una concepción animista sobre la misma, y en ocasiones sacrifica la belleza a la expresividad. De todas maneras, no se preocupa de la estructura de la novela, su materia argumental es difusa, dirá Ribeyro, pues no queda claro sobre qué exactamente va a narrar: las peripecias de un niño serrano, el ambiente de un internado de Abancay. Por ello, ve luces y sombras en su novela. Con respecto a la supresión de una veintena de páginas, no amplía más que eso, lo cual, a mi juicio, queda claro.

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Notas:

[1] Artículo: “Horacio Quiroga y Julio Ramón Ribeyro: una exploración ecocrítica de la selva y la ciudad”. Link: http://entrecanibales.net/abril-2017/articulo-belen-vila-osores.html

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