Entrevista realizada por Angélica Ordoñez
La literatura tiene el poder de cambiar vidas. Como cambió la de Luiz Carlos Reátegui, político y escritor de cuentos que tratan temas tan reales como la discriminación, la soledad y el amor. Historias con finales sorprendentes, que nos transportan a mundos posibles e imposibles, a partir de reflexiones que nacen de situaciones cotidianas.
Tras ganar el Copé de Bronce 2018, por “La casa abuela” y Planeta Cuba, por “Prohibido besar a las cholas”, el actual gerente de rentas de la Municipalidad de Santa Rosa nos comenta acerca de sus futuros proyectos y cómo se enamoró de la literatura.
DE LA SELVA, SU CUENTISTA
Luiz nació en Iquitos, hace 35 años. Pero su primer encuentro con la literatura fue a los 8, cuando estaba en el colegio.
“Era una tarea que nos había dejado la profesora. Había escrito una historia sobre un ático fantasma, ruidoso pero oscuro, en el que si entrabas ya no salías”. Presentó el cuento, pero la profesora lo calificó con cero de nota: “Tú no has escrito este cuento. Alguien lo ha escrito por ti”, le dijo su maestra.
“Fue el cero más feliz del mundo”. Porque a ella le pareció que estaba tan bien escrito, que no creyó que un niño de ocho años lo haya podido redactar. “No le reclamé, no le dije nada. Agarré mi cero y me fui a mi casa con una satisfacción enorme. En ese momento yo sentí que quería seguir escribiendo. Fue una pista, fue una luz. Una experiencia que me marcó definitivamente”, recuerda sonriente.
Terminó el colegio y su madre decidió que la vida bohemia juvenil y la precaria educación universitaria, típicas de la Amazonía, no encajaban en el futuro de sus hijos. Por ello, Luiz y su hermana vinieron a Lima, para convertirse en profesionales independientes.
Aquí, él estudió Derecho en la Universidad San Martín de Porres (USMP), y obtuvo una Maestría en Gestión Pública en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Años después, logró ocupar diversos cargos en el sector público como regidor Metropolitano y gerente de rentas, sin siquiera sospechar que ese contacto con la gente sería el motivo de su reencuentro con la literatura.
“Es muy enriquecedor tener ese contacto diario con los vecinos, cuando acudían a mí para equis consulta o trámite; me contaban su vida. Eso me llevó a escribir muchas historias. Hay mucho combustible”, indica.
Así fue como el escritor se enteró de la trata de personas en Madre de Dios, por ejemplo; realidad que lo inspiró a escribir “23 de septiembre”, uno de los cuentos de su primer libro. “Fue gracias a un miembro de la ONG Chi Caweēx que me contactó. Me contó acerca de su trabajo combatiendo esta problemática y de algunos casos. Empecé a investigar y de ahí sale este cuento”.
LA REALIDAD COMO MOTOR DE LA FANTASÍA
La relación con su padre fue buena, pero no perfecta. Y de cierta manera, ello puede verse reflejado en varios de sus cuentos. “Mis padres se separaron cuando yo tenía 6 años y él fue un papá ausente. Eso me dio bastantes imágenes para crear historias. Desde la imagen, desde el recuerdo”.
Como afirma la reseña del libro La Casa Abuela: “El escritor llega al punto límite de confundirte entre realidad y fantasía”, lo cual se convierte en una de las características más importante de su literatura.
“Ribeyro decía que cuando el lector cree que lo que le ha pasado al personaje le ha pasado al escritor, en realidad no es así. Y cuando el lector no cree que le haya pasado al escritor, en realidad sí le ha pasado. La idea es jugar un poco con eso”, explica.
“Me gusta ficcionar, pero cuando crecí y tuve ese contacto con la gente, me di cuenta de que lo mío es transmitir a través de los relatos”. Un claro ejemplo de ello es su libro de cuentos Prohibido besar a las cholas. “Ahí hablo mucho sobre la discriminación, el racismo, el aborto, la homosexualidad, temas que nos atraviesan como sociedad, como seres humanos”.
Reátegui disfruta mucho la cercanía del texto con el lector, que este se sienta dentro de la historia. “Esa conexión me interesa bastante. Y ese tipo de narrativa lo encontramos mucho en Ribeyro, por ejemplo; él puede hablarte sobre una hoja seca que está en el piso y, a partir de eso, escribe un cuentazo”.
Narrativa que el joven escritor plasma en cuentos como “Reflejo”, el cual lo ha marcado en el sentido más personal debido a que relata un episodio real: lo invitaron a una fiesta y dudó en ir, pero finalmente se animó. Al llegar, se sintió incómodo y se fue a tomar un emoliente en la esquina. “La emolientera me dijo: ¿dónde es la fiesta, ¡qué bien estás! (risas). Ahí fue donde me sentí a gusto, en esa esquina, con ese emoliente y mi pan con camote. Cené y me fui, pero con una sensación en el pecho que me decía: esto tiene que ser un cuento de todas maneras. Es una sensación que se queda contigo. Y se quedó días, semanas, meses, hasta que salió el cuento”, confiesa.
ESTILO PROPIO
“Escribo desde la melodía. Me gusta el sonido de las palabras, juego con el orden de ellas; y cuando escribo, leo en voz alta para escuchar cómo suena la frase, para escuchar como soy en el texto. A veces una palabra al final suena mejor que otra”.
Reátegui prefiere la soledad para crear. “Quiero que todo esté oscuro, que todo esté en silencio. Es más, nadie sabe que cuando escribo escucho Coldplay. Esa es una exclusiva que te estoy dando ahorita (risas). Antes de escribir, me paso dos o tres horas escuchando sus mejores canciones. Para mí, es un grupo especial y hasta misterioso. Me activa el cerebro”.
Al disfrutar tanto de la melodía, ¿por qué no escribir poesía? “Es una tentativa que definitivamente está ahí, siempre al acecho. Pienso que un escritor tiene que explorar todas las formas de escritura, la poesía y el ensayo, el cuento, la novela, la crónica, porque esa es la única manera que uno pueda disfrutar realmente lo que la literatura le da. Así que tarde o temprano, terminaré haciendo un ensayo, una crónica y, seguramente, poesía”.
PLANETA CUBA Y EL COPÉ
Al preguntarnos por qué “Prohibido besar a las cholas” ganó Planeta Cuba y “La casa abuela”, el Copé de Bronce 2018, la respuesta es inmediata: la emoción. Reátegui explica que un texto tiene que emocionar necesariamente, porque así causas una mirada distinta en el lector y el texto no pasará desapercibido. “Si no emociona, no sirve. Y para ello, hay que escribir desde el arrebato, desde el instinto. Sin primero pensar en las técnicas ni en cómo va a quedar. Así se logra conectar con la gente”.
El Copé es un premio tradicional y uno de los más importantes del Perú. “Me quedó la satisfacción de poder confirmar que es un premio serio y transparente, porque mandé el cuento en el último día, a última hora. Eran como 1230 cuentos aproximadamente que ya se habían enviado y, sin embargo, “La casa abuela” obtuvo el tercer lugar, ganó el de bronce”, evoca orgulloso.
FUTUROS PROYECTOS
El escritor planea publicar una novela y dos cuentos: “La novela ya tiene 25 páginas y trata la violencia política, porque tiene que ver con la historia del niño que murió en la matanza de Barrios Altos”. Mientras que sus próximos cuentos relatarán una historia acerca de un pastel al que le falta una tajada y de temas más íntimos como son los conflictos de parejas, respectivamente.
“También estoy pensando, seriamente, en optar por una Maestría en Literatura, pero hay que tener mucho cuidado porque al tratarse de un tema artístico, la teoría puede reducir tu nivel de sensibilidad”, señala.
RAPIDITAS
Cuento propio favorito: “La mirada de Bonzo”. Ese cuento me ha gustado mucho escribirlo y leerlo después. Es un pequeño homenaje a Flash, el dóberman que me acompañó en toda mi infancia. Sabía que, en algún momento, él debía tener un espacio en mi literatura. Y se la concedí. Lo publiqué primero en mi Facebook, y el cuento tuvo mucha repercusión por parte de ONGs internacionales que apoyan el cuidado de los animales, se volvió viral.
Julio Ramón Ribeyro o MVLL: Por la conexión y sensibilidad, Julio Ramón Ribeyro. Cuando yo quiero emocionar y conectar con la gente, leo a Ribeyro. Cuando quiero aprender técnicas de escritura, leo a Vargas Llosa, el arquitecto de la literatura.
Un cuento que todos deben leer: “El gato bajo la lluvia” de Hemingway. Un cuento corto, pero enigmático, sin que te des cuenta, te habla sobre la homosexualidad, la infidelidad, todas las carencias y conflictos humanos. Así que es un clásico que recomendaría a todos.
Un mensaje a los lectores: Tienes que necesitar escribir para sentirte bien. Si para ti la literatura no es una necesidad apremiante, se te va a ser complicado. Puedes aprender las técnicas, pero quizá no se te haga tan fácil como cuando escribes desde el instinto, cuando escribes desde la pasión. Las personas que sienten que, si no escriben, la pasan mal todo el mes, ellos tienen que seguir ese olfato.
“Si hay algo que te apasiona mucho, si hay algo que deseas mucho, tarde o temprano, inevitablemente, sucederá”.
Me removió la sensibilidad su cuento Prohibido besar a las cholas….hermoso y valioso