Tres poemas de Falo, de Emilio Armaza

La vanguardia andina del grupo Orkopata presenta como primera publicación editorial a Ande (1926) de Alejandro Peralta y se abre al continente con el Boletín Titikaka, el cual en sus inicios ejerce como difusor del primer libro. También señala la pronta aparición bajo su mismo sello editorial de Falo (1926) de Emilio Armaza y un tercer poemario, TOJRAS, de Gamaliel Churata. Armaza ya había aparecido en el primer número del Boletín en una entrevista hecha en Buenos Aires donde hablaba de la nueva escena poética peruana. En las promociones de su libro, se resalta constantemente la vertiente ideológica de izquierda tanto de él como de sus poemas (“Emilio Armaza, Joven Poeta Peruano de Izquierda”, “Falo libro de poemas izquierdistas”), y, además, se incluyen los elogios de otros poetas como Percy Gibson, Federico More, José Santos Chocano, Alberto Ureta y Alcides Arguedas. Sin embargo, el poemario apareció bajo el sello de la Tipografía “Comercial”, aquella de la cual los Orkopatas se desvincularon en el segundo número de su Boletín. El poemario aparece con el encabezado “Síntesis del imaginador” e impreso en “Puno – Perú – América del Sur”.

“El viento se estrella en el monte…”

El viento se estrella en el monte

 

la cabeza del toro se sacude de invisible pedrada

 

las cabañas tiritan

 

los manantiales hacen

l  a  c  t  a  r

l  o  s

s  u  r  c  o  s

 

se yerguen los picachos

 

se agigantan los ríos

hay un rumor divino en las praderas

 

“Hoy no me quedo entre los hombres…”

Hoy no me quedo entre los hombres

he de ir al mar

 

 

 

La inmensidad del mar ha llenado mis ojos de infancia

 

 

 

Me he echado a jugar con el mar

 

 

 

Botes de pescadores
os invito al festín de mis sentidos

 

“Creo que ha sido en varios años pero se ha caído…”

Creo que ha sido en varios años pero se ha caído
edificio múltiple eucarístico

falta no más que me echen en cara el pan

 

mis ojos vieron la noche
yo iba delante y grité
nadie quiso encender su luz en los kilómetros

pero las madres cobijaron en regazos

Mi nombre en tu voz fué metal y se ha disuelto en el ácido crómico de los años

como mis anaqueles en manos de sus compradores estoy en los corazones agenos

Los niños de la escuela flechan su infancia
y hay lirios por las pendientes

comentaban que mis metacarpos edificarían sobre ruinas
y         q   u   e       h   a   b   í   a         a   u   r   o   r    a   s        supremas

nunca como ese minuto más alegría de pulsar en el gimnasio de la vida

CON   INFANCIA   PRESTADA

[Armaza, Emilio (1926). Falo. Puno: Tipografía “Comercial”]

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