Elvira Ordóñez Lorenzi: artista por redescubrir y conmemorar

In memoriam

Christian Bryan Cachay Luna
christian.cachay@unmsm.edu.pe
UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

El presente año partieron del espacio terrenal varios autores, tanto narradores y poetas, con una reconocida obra y trayectoria en el campo literario nacional. Entre ellos podemos recordar a Antonio Gálvez Ronceros (1932-2023), Augusto Higa Oshiro (1946-2023), Óscar Colchado Lucio (1947-2023), Gonzalo Portals Zubiate (1961-2023), Sandro Bossio Suárez (1970-2023), entre otros. A esta lista se debe sumar la lamentable pérdida de Elvira Ordóñez Lorenzi (1934-2023), importante poeta y artista plástica que lastimosamente no pudo participar en nuestro homenaje.

          Elvira Ordóñez es un nombre conocido para quienes hayan leído sobre la poesía de los años 50, pues se vincula con los autores de la época tanto por cronología como por temática. Sin embargo, es claro que el reconocimiento que tuvo en vida fue limitado a un círculo fiel de lectores e investigadores, entre quienes se hayan Marco Martos, responsable de la antología Estremecido verbo (Peisa, 2023) que reúne poemas de Elvira Ordóñez; Ricardo González Vigil, que la incluye en Poetas peruanas de antología (Mascaypacha, 2009); Lady Rojas Benavente, estudiosa de su obra; y Eliana Vásquez Colichón, la mayor divulgadora de su vida y obra. Por esa razón, la corriente actual de rescatar autores para extender nuestro canon continúa con el recorrido biográfico que presentaremos de Ordóñez. Para la presente reconstrucción utilizamos entrevistas y testimonios que la autora brindó en distintos homenajes y que quedaron registrados.

          Elvira Ordóñez Lorenzi nació el 19 de julio de 1934 en Lima, Perú, y partió el 18 de agosto de 2023 en la misma ciudad. Sus padres fueron Alfredo Ordóñez Lugo, reconocido periodista y gestor de distintas revistas, y Martha Lorenzi Robles, a quien recuerda como una artista nata. Elvira fue la menor de los cuatro hijos de la familia. Realizó sus estudios básicos en Lima en dos instituciones, el primero fue el Colegio Antonio Raimondi y el segundo fue el Villa Martha, donde se graduó en 1952. Antes, a los once años, había iniciado a escribir poesía. Elvira recuerda en varias entrevistas que, por entonces, envió un poema al semanario El Peneca (1908-1960), una revista ilustrada para niños que se publicaba en Chile, pero los editores no creían que fuera la autora del poema a tan corta edad y finalmente no la agregaron a sus contenidos.

        Elvira fue, además de poeta, una artista multifacética porque participó en varias disciplinas. Intermitentemente entre 1952 y 1962 estudió ballet y baile español bajo la dirección de Carmen Muñoz en la Asociación de Artistas Aficionados (AAA), donde fue compañera de Lucy Telgue y Laura Shimasaki. El interés que Elvira tuvo por la danza motivó su viaje a Buenos Aires cuando rondaba los veinte años. Una vez en Argentina descubrió su otro gran interés: la pintura; por eso desde 1956 hasta 1958 participó en los talleres de pintura y creatividad de Emilio Renard en el Museo de Artes Plásticas Sívori.

          Su producción literaria inició en Buenos Aires, pues publicó su primer poemario en 1956 con el título Cuando las sombras hablan, el cual dedicó a su madre. Con este libro obtuvo una mención honrosa en el Premio Nacional de Poesía “José Santos Chocano” en 1958. Ese mismo año recibió otra mención especial de la Sociedad Literaria Vínculo de Buenos Aires por su poema “Sólo está el hombre”. Es necesario agregar que, durante su estancia en Argentina, conoció y mantuvo amistad con el escritor peruano Alberto Hidalgo (1897-1967), quien le pidió que escriba una reseña de su libro Aquí está el anticristo (1957).

Cuando las sombras hablan. Poemas. Buenos Aires.

En 1960 se casó en Lima con José María Alvariño Herr y se instalaron en Montevideo, Uruguay, por el trabajo de este último. Ese mismo año, Elvira representó al Perú en la V Jornada Interamericana de Poesía, que se dio en Pirlápolis. Su producción poética continuó con la publicación de La palabra y su fuego (1960, La Rama Florida) en la colección que dirigía Javier Sologuren. Este poemario es uno a los que la autora le tuvo mayor aprecio y cercanía. La razón de esto puede deberse a que ella envió un ejemplar a Dámaso Alonso (1898-1990), poeta español de gran trayectoria, y este le respondió con una carta que comentaba las virtudes del libro. Esa misiva fue posteriormente añadida como prólogo en la segunda edición.

         Su siguiente poemario Oración blasfema se publicó en Madrid en 1963. Luego de su retorno a Lima, continúa sus estudios de pintura entre 1964 y 1982 en la Alianza Francesa y en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano. Luego vino para la autora una prolífera época de producción, pues en 1971 publicó el poemario Vivo en ti (Lima); en 1973, Sea mi vida un rayo de tu amor (Lima). Se desempeñó durante estos años también como promotora cultural, específicamente durante los años 1976 y 1981, con el grupo literario y cultural “Arte y Tiempo”. Bajo su dirección se realizaban homenajes a escritores nacionales y extranjeros. A estos eventos asistieron diversos artistas y estudiosos del medio, como Augusto Tamayo Vargas, quien prologaría el poemario Abracanto (1982). Dicho libro, junto a Síntesis dinámica (1977), era muy valorado por la autora.

Creo fervientemente en otras vidas cuando me encuentro inmersa en el proceso creativo y estoy cerca del arte. Por ejemplo, a través de la pintura siempre sentí que sólo me quedaba en el umbral de una verdad mucho más grande, a la que únicamente podía asomarme.

Entrevista a Elvira Ordóñez (2005)

        Posteriormente, Elvira Ordóñez comparte Sinfonía de amor y contrapunto (1999) y, en mismo año, se une al círculo literario “Anillo de Moebius”. Al año siguiente se integró al Consejo Nacional de Mujeres (Comisión de Cultura) y al Consejo Internacional de las Artes (INTER ART). Finalmente, publica Y el caos murmuró en 2004, libro que fue prologado por el poeta Gonzalo Portals. Este último poemario abordó el tema del terrorismo de forma sutil, característica resaltante en el tratamiento de temas que atravesaron su poética. Para Elvira escribir no es racional, es un impulso, algo que nace dentro de sí misma (2017). Además, consideraba que su poesía es “dolida” y oscura debido a su proceso de escritura, por lo que sus preferencias en ciertos temas no se deben específicamente a sus experiencias de vida.

      Todo lo anterior demuestra una vida ligada constantemente al arte, sea desde la escritura, la promoción cultural, la pintura o el baile. El legado y obra que deja Elvira Ordóñez está en un proceso de redescubrimiento y estudio. Este año, 2023, Peisa publicó Estremecido verbo, antología de la poesía de Elvira que estuvo bajo el cuidado de Marco Martos y que desplega toda la potencia del lenguaje que cuidó la autora. Nosotros, sus lectores, la leeremos y conmemoraremos con respeto y cariño.

ESTREMECIDO VERBO - Librería El Virrey
Estremecido verbo (2023). Lima: Peisa.

Bibliografía:

CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA EN LIMA (7 de noviembre de 2012). Homenaje a Elvira Ordóñez. [Video de YouTube]. Recuperado de https://youtu.be/N9t0vy4emSk?si=OkVXT5kdKMYY3y38

Otero, Frank (11 de febrero de 2005). Entrevista a Elvira Ordóñez. Scriptura Blog. Recuperado de https://scriptura-blog.blogspot.com/2009/07/

Vásquez, Eliana (22 de mayo de 2017). Asedios a la obra de la poeta peruana Elvira Ordóñez. Entrevista. [Video de YouTube]. Recuperado de https://youtu.be/8PetP_36lmI?si=B7ddoTiGttXDAq7p

Vásquez, Eliana (3 de octubre de 2010). Conversando en poesía. Elvira Ordóñez entrevistada por Eliana Vásquez. [Video de YouTube]. Recuperado de https://youtu.be/Rj4c-tRrhj4?si=pQFwcMEm1HZUQGZr

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