Un espíritu en movimiento. A propósito de la exposición de Amauta y sus redes culturales, por Alex Hurtado

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(Foto: Casa de la Literatura Peruana)

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Un espíritu en movimiento. A propósito de la exp

osición de Amauta y sus redes culturales

Alex Hurtado
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

 

[Amauta] es la voz de un movimiento y de una generación.
José Carlos Mariátegui. Amauta N.º 1

Al realizar la primera revisión de la Correspondencia de José Carlos Mariátegui, Antonio Mellis destaca de manera reiterada la capacidad de mantener relaciones multipolares que posee, actitud que conllevó a que se rodeara de personalidades destacadas dentro del ámbito cultural y político, como José María Eguren, Uriel García, Percy Gibson, Magda Portal, Alejandro Peralta, Gamaliel Churata, Henri Barbusse, Blanca Luz Brumm, César Moro, entre otros. Las redes que se forman alrededor de Mariátegui incluyen estudiantes, intelectuales, educadores, artistas y obreros; sin embargo, las que se forman en el Centro y Sur del Perú son quienes logran articular por una duración estimable la publicación de Amauta. Es en torno a estas que la Casa de la Literatura Peruana ha realizado la exposición temporal Un espíritu en movimiento. Redes culturales de la revista Amauta.

En la revisión de las cartas los investigadores de esta institución articularon, siempre con la figura de Mariátegui al centro, los movimientos obreros, educativos y artísticos de estas regiones del Perú. Es así que presentan dos espacios principales: “Una promesa de futuro”, destacando el espacio artístico, y “Una escuela imaginada”, con la labor educativa y la reivindicación obrera a través de la creación y articulación de universidades populares. La consolidación de estas redes, y el inicio de sus proyectos, se logra en 1926 con la aparición del número uno de Amauta, que “no es una tribuna libre, abierta a todos los vientos del espíritu”, sino “que rechaza a todo lo que es contrario a su ideología así como todo lo que no traduce ideología alguna”. La red articulada a esta revista, y representada en la exposición, presenta criterios orgánicos, lo que no se traduce en un apostolado dogmático: basta señalar las discrepancias entre el proyecto aprista y el socialista de Mariátegui; sin embargo, Magda Portal y Haya de la Torre fueron colaboradores en más de una ocasión en Amauta.

Una promesa de futuro: el Arte nuevo y la literatura nacional

“Y en el Perú la literatura no ha brotado de la tradición, de la historia, del pueblo indígena.” “Una literatura indígena, si debe venir, vendrá a su tiempo. Cuando los propios indios estén en grado de producirla.” Estas sentencias que Mariátegui apunta en sus 7 ensayos y que abrieron un campo de importante producción académica dentro de las investigaciones en literatura latinoamericana, tuvieron su gestación en los intensos debates que se libraban en las páginas de la revista Amauta. La tesis del Arte nuevo que cobra forma en estos intercambios se nutría de dos propuestas: la renovación técnica y la renovación ideológica. Destacan, al respecto, en esta exposición Luis Eduardo Valcárcel y el Grupo Orkopata. El primero, cuzqueño, autor de Tempestad en los Andes (1927), logró conseguir una renovación tanto en la prosa como en la ideología al desarrollar la corriente del renacimiento indígena. Sin embargo, nos parece más destacable e importante –sin desmerecer la labor de Valcárcel, cuyos trabajos siguen siendo estudiados- la labor realizada por el grupo puneño liderado por Gamaliel Churata. La relación entre este escritor, que años más tarde publicaría El pez de oro (1957), y Mariátegui es fuerte, gracias a lo cual ambos escribirían en las revistas que dirigen. No es casual que el último número del Boletín Titikaka esté dedicado a homenajear a José Carlos luego de su fallecimiento.

En agosto de 1926, en Puno, se publica por primera vez el Boletín Titikaka, órgano difusor del Grupo Orkopata. Dicha revista estuvo liderada por los hermanos Arturo y Alejandro Peralta, escritores que formularon la premisa de Arte Nuevo a partir de la concepción de una literatura americana, criterio que Arturo Peralta, quien asumirá en adelante el nombre de Gamaliel Churata para reinsertarse en la comunidad andina, pondrá en debate en sus numerosos escritos. El intercambio postal entre el puneño y Mariátegui deja ver una simpatía intelectual y política, lo que da pie a la contribución de ambos al debate sobre una literatura nacional y los proyectos en cuanto al desarrollo del Arte nuevo desde la concepción de la “Vanguardia andina”.

Las redes que generó José Carlos Mariátegui a través de Amauta tuvieron como participantes a La Sierra (Lima), Kosko (Cusco), Liwi (Cusco), Atusparia (Huaraz), Waraka (Arequipa), Titikaka (Puno), Wikuña (Cusco), Pacha (Arequipa), Kuntur (Cusco), Tempestad (Puno), Albores (Cusco) y Cunan (Puno-Cusco-Arequipa). Sin duda, uno de los retos que debe seguir afrontando la crítica literaria es el analizar los aportes que cada una de estas revistas logró en cuanto al debate de una literatura nacional, así como los aportes vanguardistas en Latinoamérica. La investigación desarrollada por la Casa de la Literatura Peruana abre las puertas hacia este desafío crítico con el desarrollo de una exposición que cuenta con aportes valiosos para tal fin: organizó un Congreso en torno a las vanguardias peruanas, editó el facsímil del número primero de Amauta y las cartas que recibió y emitió Mariátegui y realizó jornadas de lecturas en el área de bibliotecas al respecto. La muestra está abierta al público en la Sala de exposiciones temporales hasta el 6 de mayo.

 

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